La Navidad y el Cáncer: Un Tiempo de Reflexión, Esperanza y Amor​

La Navidad y el Cáncer: Un Tiempo de Reflexión, Esperanza y Amor

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¿Cómo vivir la navidad con cáncer? La Navidad es una de las celebraciones más bonitas del año. Es un tiempo de reflexión, de agradecimiento a Dios y de compartir, de colocar a los amigos y seres queridos en primer lugar, de olvidarse un poco de uno mismo. Es una época mágica, en la que todos buscamos eliminar los espejismos en nuestra vida para encontrar la verdadera felicidad.

Pero para muchas personas, la Navidad también es un tiempo de dolor, de angustia, de incertidumbre y de lucha. Son las personas que padecen cáncer, o que tienen a alguien cercano que lo sufre. El cáncer es una enfermedad que no respeta edades, géneros, razas ni condiciones sociales. Es una enfermedad que nos recuerda nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad, nuestra mortalidad.

¿Cómo celebrar la Navidad cuando se tiene cáncer? ¿Cómo encontrar el sentido de esta fiesta cuando se enfrenta a la posibilidad de la muerte? ¿Cómo mantener la esperanza y el amor cuando se siente el miedo y la soledad?

No hay una respuesta única ni fácil a estas preguntas. Cada persona vive su situación de una manera diferente, y tiene sus propias creencias, valores y recursos para afrontarla. Pero hay algunas actitudes y consejos que pueden ayudar a vivir la Navidad con cáncer de una forma más positiva y saludable.

Lo primero es aceptar la realidad. No se trata de negar la enfermedad, ni de fingir que todo está bien, ni de forzarse a estar alegre. Se trata de reconocer lo que se siente, lo que se teme, lo que se desea, lo que se necesita. Se trata de expresar las emociones, de llorar si hace falta, de pedir ayuda si se requiere, de buscar apoyo si se desea. Se trata de ser honesto con uno mismo y con los demás.

Lo segundo es valorar lo que se tiene. No se trata de compararse con los demás, ni de lamentarse por lo que se ha perdido, ni de resignarse a lo que se sufre. Se trata de agradecer lo que se ha vivido, lo que se vive y lo que se puede vivir. Se trata de disfrutar de los pequeños detalles, de los momentos compartidos, de las personas que nos quieren. Se trata de ser consciente de las bendiciones que nos rodean.

Lo tercero es buscar el sentido de la Navidad. No se trata de seguir las tradiciones por costumbre, ni de cumplir con las expectativas sociales, ni de dejarse llevar por el consumismo. Se trata de encontrar el significado profundo de esta fiesta, que nos remite al nacimiento de Jesús, el Salvador, el que vino a traernos el amor incondicional, la bondad, la esperanza y la compasión. Se trata de honrar lo que Jesús representa, y de seguir su ejemplo de vida. Se trata de ser luz para el mundo.

La Navidad y el cáncer pueden parecer dos realidades opuestas, pero en realidad pueden complementarse y enriquecerse mutuamente. La Navidad nos invita a seguir al Señor, a compartir nuestro amor con el que sufre, con el que llora, con el que está perdido, abandonado y con el que no tiene ninguna posibilidad de esperanza, haciéndola una realidad y compartiéndola con los demás. El cáncer nos invita a valorar la vida, a vivirla con intensidad, con gratitud, con fe y con coraje. La Navidad y el cáncer nos invitan a reflexionar, a esperar y a amar.

Que esta Navidad sea un tiempo de reflexión, esperanza y amor para todos los que padecen cáncer, y para todos los que los acompañan. Que Dios les bendiga, les proteja, les consuele, les fortalezca y que la paz y la alegría inunden sus corazones. Que la Navidad sea una fiesta de vida.

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